miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diecinueve de junio, 2010

Había llegado como dos minutos atrasada todo por que me había comprado un chicle. Subí las escaleras toqué la puerta como cinco veces, dos de ellas bien fuerte, no sé como no se cayó o se rompió la ventana. El profe me ignoraba. Toqué tres veces más. Mientras masticaba más rápido el chicle me puse los audífonos y puse la música bien fuerte, a volumen 30 para ser más preciso. El profe me vio, me abrió la puerta y me los quitó. Dijo que en prueba no se podía andar con audífonos y menos con cavidad bucal ocupada. Me puso un dos.

Y luego me desperté.

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