-Oye, ¿No te sentís como protegida caminando con estos locos?
Y entonces me di cuenta que los tipos realmente pertenecían a una de esas tribus urbanas rudas, que luchaban contra el sistema y se peinan raro. No había caído en cuenta de lo realmente poco observadora que podía llegar a ser; entretanto que iba pensando en eso y en lo otro, llegamos a la casa del tipo que era pelado y usaba bototos.
El ambiente de por si me cargó. Sin saber como, me quedé con mi amigo bastante ebrio y con el otro punk-rancid-rudo-ebrio. Yo, sobria, no sabía como manejar exactamente la situación; Por un lado tenía a mi amigo ebrio queriendo tomar agua, dirigiéndose dificultosamente al lavabo. Con la latente posibilidad que cayera y se desnucara comencé a ayudarlo y aunque, sin ánimos de quedar como una mala persona, mi insistente ayuda al ebrio era en parte un justificativo para zafarme de otra situación poco provechosa: El punk que estaba en la sala con nosotros me estaba fastidiando. No solo insinuaba cosas típicas de un macho canchero perrín zorrón, sino que también atentaba contra mi poca paciencia al tratar de oler con insistencia mi cabello. En eso mi amigo ebrio, se acerca al oído y me comenta algo que me calmó.
-Oye, si los tipos como él no se bañan, por eso tanto enigma le causa el olor de tu pelo.
Jajajajaja esa sí que estuvo buena jajajaja.
ResponderEliminarY es cuento o te pasó de verdad??
Genial como escribes. Te mantiene entretenido hasta al final jajaja
saludos!